Si tú te me quedaras ciega !Qué
solícito amor sería yo a tus pies … ¡ Si tus ojos se me quedaran inmóviles en
el tránsito dócil de nuestro beso, qué fiesta de caricias cuidadosas para la
última imagen…¡
!Qué amanecer de voces cándidas
en la primera noche de tus ojos perdidos… ¡ Recién nacida, entre mis brazos,
serías mi pequeña discípula.
Amanecida frente a todas las
cosas; desnuda de ignorancias como los niños, ensayarías tu andar por la casa
con mi voz a tu lado mimándote el peligro.
Mi nueva vos domesticada y buena,
voz de cada rincón vigilante, voz que cada cosa tendría que aprender para que
tú pudieras verla.
!Si tú te me quedaras ciega, que
casa hermosa te construiría mi voz … ¡ Alnohaditas blandas de sombras, cortinas
leves en punto de brisa, jardín de rosas que supieran decir sus colores, y un
balcón de aire, alto, para que aprendieras a exclamar sin amargura que la tarde
está bella.
!Sí, las cosas serían ciegas ese
día en que tú me confiaras tus ojos… ¡ y aquel total olvido de colores
cansados, como si desecharas cintas ya desteñidas, y aquel bordar sin tregua:
silencios y silencios, blancos, rosas, azules, --tus silencios risueños-como
una madre joven en la que todavía quiere seguir soñando ternuras inocentes la
novia.
Sumisión de tu gracia a mis ojos.
Entrega temblorosa de todo lo que en ti fuera naciendo. Plenitud de no saber
qué hacer con tanta dicha. !Qué espejo fiel de tu más simple gesto, qué vida de
juguete entre tus manos buenas, sería yo para ti si algún día te me quedaras
ciega… ¡
Por:
Héctor G. Villalobos.
Caracas,Venezuela (30
de Marzo de 1.959)
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