No vengo a tu sepulcro a escarnecerte,
no llega mi palabra vengadora ni a la viuda, ni al huérfano que llora, ni a los
fríos despojos de la muerte.
Ya no puedes herir ni defenderte, ya tu
sañapasó, pasó tu hora: solamente la historia tiene ahora derecho a condenarte
o absolverte.
Yo que de tu implacable tiranía una
víctima fui, yo que en mi encono quisiera maldecirte todavía.
No olvido que en un instante en tu
abandono quisiste engrandecer la
Patria mía, y en nombre de esa Patria te perdono… ¡
Por:
Ismael Cerna.
Caracas, Venezuela (30 de Enero de 1.959)
Caracas, Venezuela (30 de Enero de 1.959)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario